Editorial ALBA-TCP invita a leer el libro «El imperialismo al desnudo»

La editorial de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) invita a público a revisar el libro «El imperialismo al desnudo. Modalidades de guerra y colonización en el tablero geopolítico del siglo XXI». En este texto, pensadores de nuestra América aportan detalles y datos sobre cómo el modelo de Occidente y su proyecto imperial afectan a los países soberanos, a su gente y a la vida misma.

El libro «El imperialismo al desnudo», de Ediciones ALBA, agrupa seis extraordinarios ensayistas: Ana Esther Ceceña, de México; Abel Prieto, de Cuba; Francisco Herrera, Daniel Lew y Judith Valencia, de Venezuela; y Ramón Grosfoguel, de Puerto Rico, quienes señalan que el Occidente colectivo se entrega constantemente a nuevas cruzadas que le permiten reiterar la colonización permanentemente, tanto en lo que concierne a los territorios como a las mentalidades.

Para hacer frente a esta situación, significa un quiebre con el sistema-mundo moderno/capitalista que implica, necesariamente, la imposibilidad de reproducir esa forma de existencia, que ha agotado sus perspectivas y las condiciones de la reproducción de la vida en la Tierra, indica el equipo de la Editorial. Advierten que el imperialismo utiliza todos los hilos, estilos y armas para disciplinar a los pueblos que se resisten a seguir el patrón del capital. Ello implica, incluso, empujar a los pueblos colonizados a llenar su subjetividad con significados, aspiraciones y deseos construidos por el colonizador.

Para comprender este «disciplinamiento», basta simplemente ubicar el diseño y el uso, insistente y reiterado, de la tecnología de comunicaciones, dirigido a la «ortopedia social»; así como la continua guerra contra la naturaleza no humana. Frente a las crisis de hoy, intelectuales del continente nos exhortan a despojarnos de la carga ontológica de Occidente; al tiempo que nos invitan al reconocimiento de vitales espacios de resistencia y de otras concepciones de vida, territorio y relación humana, que pueden permitirnos desarrollar el principio robinsoniano de «saber vivir» en comunidad.

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